En noviembre del año 2003 un desconocido coleccionista pagó 480.099 euros en la casa de subastas Christie’s (París) por el morro de uno de los Concordes que estuvo surcando el cielo entre las décadas de los setenta y noventa. ¿Creen ustedes que puede valer tanto sólo el morro de una de las dos únicas aeronaves supersónicas comerciales, y uno de los aviones mas emblemáticos y a su vez más conflictivos de la historia? Pues si les digo la verdad, lo dudo mucho, pero el coleccionismo es el coleccionismo y yo, personalmente, pagaría antes ese precio por el morro del Concorde que por los calzoncillos de Bob Dylan.
Pero de lo que sí estoy seguro es de que ese dichoso morro, que tan pronto lo vemos recto como un águila, o agachado como si fuera a atarse “los cordones” del tren de aterrizaje delantero, ha creado miles de problemas a los ingenieros del Concorde.
El primero es que, dado que es un avión supersónico, la mejor configuración alar para este tipo de aronaves es la configuración tipo delta. Esta configuración, además de ser la que da mejores prestaciones en vuelo, también retrasa la onda de choque al pasar del Mach unidad. Pues bien, esta conjugación para generar sustentación requiere o grandes velocidades o un ángulo de ataque muy elevado a velocidades bajas, y eso es lo que hacía el Concorde: elevaba el morro en vuelo como si estuviera orgulloso de si mismo, y así conseguía elevar el ángulo de ataque.
Pero claro, para esa posición de cabina, tan orgullosa, la visibilidad de los pilotos era totalmente nula. Por lo que los ingenieros se las tuvieron que ingeniar, nunca mejor dicho, para fabricar un complejo morro que fuese abatible y así a la hora de aterrizar y despegar éste se inclinaría para mejorar la visibilidad de los pilotos.
Este curioso morro tiene tres posiciones distintas. Para el rodaje, aproximación y despegue se baja 5 grados. Para el vuelo se sube el morro a 0 grados quedando en su posición más horizontal. Y para la aproximación final y el aterrizaje se baja completamente hasta los 12,5 grados, quedando su imagen más característica y la que permite la mayor visibilidad al piloto.
Por cierto, hay quien decía que el Concorde podría volver a los cielos para las Olimpiadas de Londres 2012. La verdad es que es una pena, pero creo que no ha podido ser.
Os dejo un vídeo donde podéis ver estas diferentes configuraciones del morro del Concorde, concretamente en el minuto 6:55 se puede ver perfectamente como pasa de la posición de aterrizaje (12º) a la posición de rodaje (5º).
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